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CAPITULO III- Disciplina y Recompensas

¡Sí! La vida eterna es garantizada a todos los creyentes, pero nunca debemos cometer el error de pensar que los Cristianos pueden vivir como les place. Los creyentes no pueden vivir corno les place. Ellos pueden tratar de hacerlo, pero Dios no se los va a permitir. Ud. debe aclarar este punto mientras esté ocupado en testificar. Esto es muy importante porque su descuido en aclarar bien este asunto quizás impida que una persona llegue a confiar en Cristo como Salvador personal.

Cuando uno es salvado se convierte en hijo de Dios, y aunque esto nos otorga ciertos privilegios, hay que recordar que Dios es ahora nuestro Padre, y tiene la responsabilidad de cuidarnos. Si una persona piensa que un Cristiano puede vivir en el pecado y no ser castigado por ello, dicha persona no conoce mucho de la Biblia, y tampoco tiene un entendimiento de la obra del Espíritu Santo en la vida del Cristiano.

La historia corrobora el hecho de que cuando la maldad no es castigada, esto causa mucha congoja y multiplica los daños. Confucio creó una situación social que asombró al mundo... Bajo dicho sistema no existía el problema del crimen. ¿Por qué? Porque el crimen era castigado y el bien recompensado. Confucio siguió el mismo plan que Dios usa al tratar con SUS hijos.

Dios trata con SUS hijos principalmente de dos maneras: (1) Cuando uno responde y obedece a la guía del Señor en su vida, la disciplina que uno recibe es principalmente una de dirección, estímulo, e instrucción adicional; (2) cuando uno se rebela contra la conducción del Señor, EL trata con nosotros de la medida más severa que sea necesaria para lograr que le obedezcamos. Las personas son motivadas principalmente por dos cosas: el amor y el temor. Dios utiliza a ambas cosas en una perfecta combinación que es justamente la dosis adecuada para cada Cristiano.

Proverbios 3:11, 12, “No menosprecies, hijo mío, el castigo de Jehová, ni te fatigues de su corrección; porque Jehová al que AMA castiga. Como el padre al hijo a quien quiere.” Esto está citado en Hebreos 12:6. Nótese que cuando Dios nos corrige, ¿es acaso porque nos odia? No, sino porque EL nos ama, y sabe qué es lo mejor para nosotros.

Job 5:17, “He aquí, bienaventurado es el hombre a quien Dios castiga; Por tanto, no menosprecies la corrección del Todopoderoso.”

Cuando un Cristiano desobedece a Dios, él debiera confesarlo inmediatamente. “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9). Cada vez que pecamos debemos confesarlo. Cada vez que lo confesemos seremos perdonados.

Sírvase notar dos cosas más con respecto a I Juan 1:9.

(1) Dios no garantiza la restauración de la comunión basado en la confesión del pecado. La comunión con el Señor viene cuando el Cris­tiano disciplina su vida para que tenga “cosas en común” con el Señor.

(2) Dios no garantiza la restauración del daño que resulta del pecado basado en la confesión del mismo. Por ejemplo, quizás un Cristiano se ha descarriado de las cosas del Señor, y comienza a beber con exceso y se arruina los riñones. Si dicha persona confiesa su pecado, por supuesto, el Señor lo perdonará... ¡pero ese perdón... no sanará el daño ocasionado a sus riñones!

Hay un resultado natural del pecado, así como también el castigo per­sonal de Dios en nuestra vida. Gálatas 6:7 dice: “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.” Nótese que Dios NO agrega, “EXCEPTO silo confiesa.”

Un Cristiano puede hacer cosas malas, pero no podrá escapar de las CONSECUENCIAS de haberlas hecho. Una persona puede poner una mano en el fuego si quiere, pero no podrá evitar que se le queme. ¡Algunos Cristianos quieren pecar toda la semana y luego orar al final de la misma para que les perdonen la MALA COSECHA!

Uno no puede saber cuántas veces podría cometer el mismo pecado antes de que Dios lo castigue severamente por ello. El Señor utiliza SU discreción en cada caso. Ud. recibirá una “atención personal.” A menudo las personas quieren saber “lo que Dios les hará” SI HACEN “tal o cual cosa.” Hebreos 12:11 nos dice que cuando Dios nos castiga, nunca es agradable, “Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo sino de tristeza; pero “después da fruto’ apacible de justicia a los que en ella son ejercitados.”

Un hijo desobediente nunca es feliz. Continuar en el pecado frecuentemente trae debilidad y enfermedad a nuestras vidas. Si rehusamos responder al trato que Dios nos da, si rehusamos disciplinar nuestras vidas, Dios aun podría llevarnos al Hogar antes de lo que EL ha planeado (1 Corintios 11:30-32).

Un ejemplo de un Cristiano que Dios llevó al Hogar antes de su tiempo a causa de su pecado se encuentra en I Corintios 5:1-5. Dicha per­sona estaba cometiendo adulterio con su madrastra. El verso cinco dice que el cuerpo de ese creyente fue destruido fue llevado al Hogar pero sírvase notar que él no perdió su salvación. En I Corintios 3:15 leemos, “Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo...” El pecado en la vida del Cristiano resulta en la pérdida del gozo, el poder, el testimonio, la comunión, y el galardón.

Este pasaje bíblico de I Corintios 3:11-15, debiera ser claramente comprendido por la persona que testifica para ganar almas porque el mismo presenta un buen cuadro de lo que sucede en el Tribunal de Cristo con los creyentes, y el tener un profundo conocimiento de este tema lo capacitará mejor para contestar las preguntas que los perdidos le formularán, tales como: “¿Cómo puede Dios ser justo cuando permite que la gente mala y la gente buena vayan al cielo?”

Sírvase notar, en 1 Corintios 3:11, que el único fundamento que Dios reconoce es el fundamento establecido por Cristo Jesús. Luego, en el verso 12, el Cristiano puede edificar ya sea buenas o malas obras en su vida, una vez que ya es salvo. En el verso 13, encontramos que Dios va a juzgar la obra de cada persona para ver lo que es bueno y lo que es malo. El verso 14 dice que los creyentes que hayan hecho buenas obras reci­birán recompensa... pero el verso 15 claramente enseña que los que no hayan hecho buenas obras sufrirán la pérdida de galardones, aunque dichas personas no perderán su salvación.

Efesios 2:8, 9 nos dice que somos salvos por gracia mediante la fe, pero el verso 10 dice. “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.” Dios quiere que SUS hijos vivan una vida de servicio para EL —no para ser salvos, sino porque somos salvos.

Después que una persona confía en Cristo para la salvación, debiera prestar atención a Romanos 12:1, 2 para el servicio, “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, -santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.”

Una vida de servicio para el Señor es ricamente bendecida en el pre­sente así como también en el futuro. Cuando uno obedece la Palabra de Dios y permite que el Señor maneje nuestra vida, uno tiene gozo, amor, y paz en su vida (Gálatas 5:22). Dios promete que “Si oyeren, y le sirvieren, Acabarán sus días en bienestar, Y sus años en dicha” (Job 36:11). Jesús dijo,”... Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10).

Si Ud. quiere que Dios honre su vida, Ud. debe servirle. Y si Ud. SIRVE al Señor, Dios está OBLIGADO a honrar su vida. “... Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará” (Juan 12:26). El “secreto” de la “Victoria Cristiana” no es ni más ni menos que obedecer a Dios. Algunas veces Ud. podrá pensar que es difícil disciplinar su vida para servir al Señor. Lo que Ud. quiera hacer a menudo estará en oposición a lo que Dios quiere que Ud. haga, pero la recompensa es grande... Además. ¿ha considerado lo que costaría si Ud. decide no servir al Señor?

Job nos exhorta,”... ¿Quién se endureció contra él, y le fue bien?” (Job 9:4). Oigamos la advertencia de Deuteronomio 28:47, 48, “Por cuanto no serviste a Jehová tu Dios con alegría y con gozo de corazón, por la abundancia de todas las cosas, servirás, por tanto, a tus enemigos que enviare Jehová contra ti, con hambre y con sed y con desnudez, y CON FALTA DE TODAS LAS COSAS; y él pondrá yugo de hierro sobre tu cuello, hasta destruirte.”

En Isaías 30:1 Dios dice que los Cristianos que se rebelen contra EL tendrán dificultades... aquellos que rehúsen el consejo de Dios en las Escrituras, para poder vivir sus propias vidas de pecado, pueden esperar dificultades: “¡Ay de los hijos que se apartan, dice Jehová, para tomar consejo, y no de mí; para cobijarse con cubierta, y no de mi espíritu, añadiendo pecado a pecado!”

Satanás siempre le dará las mejores excusas por las cuales Ud. no debería servir al Señor. Pero la decisión en cuanto a lo que Ud. hará con su vida depende completamente de Ud. Tal como lo mencionáramos anteriormente, la salvación es voluntaria, y el servicio es voluntario. Si Ud. no sirve al Señor, no tendrá a quién echarle la culpa más que a Ud. mismo.

Quizás sienta que no tiene ningún “talento” en particular para darle al Señor. Dios dice que la más grande HABILIDAD en la obra Cristiana es la de SER CONFIABLE. “...se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado FIEL” (1 Corintios 4:2). No se requiere que Ud. sea (1) popular, (2) adinerado, (3) próspero, (4) educado, o (5) influyente. Dios honra al creyente que con fidelidad hace lo major que puede para el Señor cada día.

Nótese en I Timoteo 1: 12 la razón por la cual Dios puso a Pablo en el ministerio. No fue que Dios “escogió” a Pablo tan sólo por una razón vaga e intangible. El ya había demostrado ser un siervo fiel, y Dios lo puso en el ministerio porque podía contar con que Pablo continuara siendo FIEL.

En Eclesiastés 8:11 encontramos una interesante introspección que Dios nos ha dado en cuanto a las razones por las cuales muchas per­sonas practican la maldad y piensan que pueden realmente escaparse del castigo, aun a la vista de Dios: “Por cuanto no se ejecuta luego sentencia sobre la mala obra, el corazón de los hijos de los hombres está en ellos dispuesto para hacer el mal.” La gente se olvida que hay generalmente un PERIODO DE TI EM PO entre plantar v cosechar. El resultado de lo que hacemos a menudo no se evidencia hasta más tarde. (Pero entonces, cuando nos damos cuenta del daño que se ha producido ya es demasiado tarde para remediarlo.) Deuteronomio 32:35 nos dice, “Mía es la venganza y la retribución; A SUTIEMPO su pie resbalará... “

Lo que uno planta en su vida siempre brotará. Si uno siembra en la carne no tendrá más que angustias. Los placeres mundanos no son más que tribulaciones que (1) no nos satisfacen cuando los logramos, (2) nos traen grandes aflicciones cuando los perdemos. Se ha dicho que la vida del mundo es la “vida de la burbuja que constantemente está reventando.”

Una vida disciplinada para el Señor le costará trabajo, tiempo, y esfuerzo. Pero una vida indisciplinada cuesta mucho más. Por lo general Ud. encontrará que no es tanto una cuestión de SABER cuál es la voluntad de Dios para su vida, sino estar dispuesto a HACER la volun­tad del Señor.

Resuelva que su vida va llegar a algo para el Señor, y luego discipline su vida para ese fin. Todo negocio que prospera tiene un horario... un plan de progreso... una proyección para el futuro. En el mundo actual no hay lugar para la persona mediocre. PROPONGASE ALCANZAR LA META MAS ELEVADA. No se conforme con ser un “Cristiano promedio.” Después de todo, “promedio” significa que uno está tan cerca de abajo como de arriba. No sea un Cristiano ordinario. ESTE FIRME por el Señor Jesucristo, y sírvale a EL con todas las fuerzas de su ser.

Recuerde que la felicidad no se encuentra en los placeres, dinero, alegría, fama, o en conseguir lo que uno piensa que quiere. . . sino que es un producto derivado de una vida controlada por el Espíritu, de utili­dad para el Señor Jesucristo. Su futuro se determina por lo que Ud. haga HOY. Si Ud. quiere realizar grandes cosas para el Señor en el futuro, Ud. debe efectuar algo para el Señor hoy.

Aun las personas que no son salvas, ministros, doctores y psiquiatras, saben que el mejor consejo que le pueden dar a una persona deprimida y desdichada es que ayude a otra persona—que vaya y sea útil en algo. Esto le traerá gozo. El Señor, nuestro Gran Médico, sabe que servirle a EL trae la mayor dicha posible. En vez de “resistirse” al plan de Dios, ¿por qué no seguir SU consejo, y participar de todas las cosas buenas que Dios quiere traer a nuestras vidas?

Dios está buscando por todo el mundo a personas sinceras, de firme propósito, que quieran servirle, para que EL pueda ejercitar SU poder en sus vidas, “Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a todos los que tienen corazón perfecto para con él. . .” (II Crónicas 16:9) Dios QUIERE hacer grandes cosas para SUS hijos... pero EL no puede recompensar la MALDAD. Cuando Ud. le sirva, EL hará todo por Ud.

Además del contentamiento que Ud. tendrá ahora, mientras vive su vida para el Señor, sabiendo que está verdaderamente experimentando la más completa vida posible sobre la tierra — viviendo al servicio de nuestro Rey... nuestro maravilloso Dios también promete que la persona que es un siervo fiel aquí, será muy bien recompensado en el reino de Dios.

Aunque estaría mal que un Cristiano sirviera al Señor SOLAMENTE porque será recompensado por ello, no hay nada de malo en comprender que Dios ha fijado tan ALTO VALOR en servirle que EL promete efectivamente recompensar a SUS siervos... y en vivir nuestras vidas de acuerdo con las normas de valores que EL ha colocado sobre las cosas.

En Hebreos 11:24-26 encontramos que Moisés hizo justamente eso. “Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado, teniendo por MAYORES RIQUEZAS el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la mirada EN EL GALARDON.” Moisés sirvió al Señor motivado por el conocimiento de una futura recompensa.

“Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras” (Mateo 16:27).

“Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor” (Mateo 25:21).

“Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo” (II Corintios 5:10).

Deberá explicar con claridad que las personas de esta cita no están siendo juzgadas para determinar si es que irán al cielo o al infierno. Eso fue determinado mientras ellas estaban todavía aquí en la tierra, sobre la base de si es que dichas personas recibieron o no a Cristo como Salvador personal. Sino que este es un juicio solamente para creyentes, para determinar si es que ellos recibirán o no recompensas durante el reino milenial de Cristo en la tierra.

El creyente debe edificar sobre el fundamento del Señor Jesucristo (I Corintios 3:11). Aun las mejores obras que una persona pudiera edificar fuera de Cristo serían solamente “trapos de inmundicia,” y nunca podrían alcanzar la justicia que se requiere para la vida eterna (con o sin recompensas).

Esto debe recalcarse constantemente a la gente, y en especial a los pre­sentes en una concurrencia. Si tiene la responsabilidad de enseñar sobre este tema a un grupo de oyentes, deberá no solamente hacer que el evangelio sea claro en la mente de ellos, sino lo suficientemente claro en sus mentes para que ellos sepan cómo explicarlo con claridad a otros. Y no solamente, esto, sino claro lo suficiente en las mentes de su grupo para que ellos no sólo PUEDAN comunicarlo con claridad a otras per­sonas, sino también para que vean CUAN IMPORTANTE es insistir con el evangelio a otros, hasta que sea claro para ellos también.

Pablo estaba expresando esto cuando le dijo a Timoteo, “Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros” (II Timoteo 2:2).

Nosotros debiéramos servir al Señor para la gloria de Dios, y no para la gloria de los hombres. Es el Señor quien lo recompensará a Ud. Los hombres ciertamente no lo van a recompensar. “Sabiendo que el bien que cada uno hiciere, ése recibirá del Señor, sea siervo o sea libre” (Efesios 6:8).

En su servicio Cristiano tarde o temprano ocurrirán situaciones en las cuales Ud. habrá hecho algo para el Señor, pero otro Cristiano aparentemente recibe todo el crédito. No deje que eso le moleste para nada. El Señor es quien mantiene los libros. USTED será recom­pensado por lo que USTED haga, no importa de qué manera sea mirado por la gente aquí en la tierra.

“Y el que planta y el que riega son una misma cosa; aunque cada uno recibirá SU RECOMPENSA CONFORME A SU LABOR” (I Corintios 3:8).

“Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano” (1 Corintios 15:58).

Instrucciones Para El Nuevo Cristiano

Estudie Su Biblia

“Desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación” (I Pedro 2:2).

Cuando una persona oye el plan de la salvación que viene de la Pala­bra de Dios, entonces tiente fe para creer que Cristo le salva (Juan 5:24). Y una persona fortalece su fe para que el Señor le guíe en su vida Cristiana a medida que estudia la Palabra de Dios, cree en la Palabra de Dios, y obedece la Palabra de Dios. “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” (Romanos 10:17).

La única manera de llegar a entender la Biblia es por medio del estudio, y todo Cristiano que estudia la Biblia manifiesta el gozo que siente al hacerlo, al mismo tiempo que adquiere mucho conocimiento de la misma. ¡La Palabra de Dios es poder! EL CONOCIMIENTO de la Palabra de Dios, y el SABER COMO PRESENTAR la Palabra de Dios, le dará a Ud. el poder necesario para que se convierta en un fructífero ganador de almas.

La Biblia nos dice, “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad” (II Timoteo 2:15).

Otra razón por la que debemos estudiar la Biblia también la encon­tramos en II Timoteo, capitulo 3, vv. 16 y 17, “Toda la Escritura es inspi­rada por Dios, y UTIL para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.”

Estimule al nuevo creyente en la lectura de la Biblia, quizás comenzando con el Evangelio de San Juan.

La Oración

La oración no es un discurso pomposo que hemos aprendido de memoria para decirlo a Dios, sino una conversación que sostenemos con nuestro Padre Celestial, quien nos ama entrañablemente. Debiera ser tan natural para un Cristiano hablar con el Señor como lo es para un niño que habla con su papá. Y en efecto, en Romanos 8:15, la palabra “Abba,” refiriéndose a nuestro Padre Celestial, es en realidad, un término personal, cariñoso, tal como lo es nuestra palabra “papá” en su uso actual. Los creyentes somos hijos de Dios, y podemos conocer íntimamente a nuestro Padre Celestial. No hay razón para que un Cris­tiano se dirija a Dios usando discursos formales en sus oraciones. No es una muestra de irreverencia dirigirnos a Dios con confianza, sino demuestra que le amamos profundamente. Gálatas 4:6 nos dice que Dios Mismo ha enviado el Espíritu de SU Hijo a nuestros corazones, para que podamos llamarle “Abba, Padre.” Dios realmente quiere que nosotros nos sintamos “como en casa” cuando nos dirigimos a EL para hablarle con respecto a nuestras cosas. Estimule al nuevo creyente para que ore todos los días.

Dios nos invita a hablarle, “Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces” (Jeremías 33:3).

Una de las maravillas acerca de la oración es que el Señor nunca presta oído sordo a nuestras súplicas. . . EL siempre está interesado en las cosas que nos afectan. 1 Pedro 5:7 dice, “Echando toda vuestra ansie­dad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.”

Reúnase con Otros Cristianos

El amor que Ud. sienta por el Señor, por los demás Cristianos, y por los perdidos, se verá incrementado al reunirse con otros creyentes y al compartir el compañerismo Cristiano con ellos. Los creyentes del Nuevo Testamento se reunían a menudo para orar, estudiar la Palabra, y para estimularse unos a otros en cuanto a sus testimonios, y para alentarse mutuamente en las tribulaciones.

“Y habiendo llegado, y reunido a la iglesia, refirieron cuán grandes cosas había hecho Dios con ellos...” (Hechos 14:27).

“No dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca” (Hebreos 10:25).

Ver también Hechos 15:4; Hechos 20:7; Hechos 21:18-20; Gálatas 6:1,2.

Es rara la persona que puede aguantar las presiones de sus amigos. Si sus amistades son personas que no conocen al Señor y Ud. ha tomado la decisión de servir al Señor, ellos constantemente tratarán de hundirlo.

Es de primordial importancia que Ud. cultive la amistad de personas que sean la clase de Cristianos que Ud. aspira ser.

Algunos de los momentos más preciados en las vidas de los Cristianos han sido pasados en las reuniones de oración en iglesias donde los creyentes se reunían para compartir sus necesidades y ayudarse unos a otros mediante el estímulo de los testimonios y el poder de fervorosas oraciones intercediendo por los demás.

Anime al nuevo creyente para que asista a una buena iglesia donde crean en la Biblia y enseñen correctamente las doctrinas Escriturales.

Comunique a Otros el Mensaje de la Salvación

Una persona que acaba de confiar en Cristo, frecuentemente siente una radiante felicidad al experimentar el amor de Dios. La mejor manera de nutrir este resplandeciente “primer amor” es contar a otros que Dios también les ama a ellos, y explicarles que ellos también pueden ser salvos. La persona que recientemente ha sido salva, por lo general se dará cuenta en seguida de la necesidad de sus amistades de confiar en Cristo Jesús como Salvador personal, y estará deseosa de testificar.

Aunque es verdad que aprender a testificar con efectividad es un aprendizaje constante, no por ello deje que el recién convertido piense que el deber de testificar está limitado sólo a los pastores o a los que se han graduado de escuelas bíblicas. Testificar es la responsabilidad de cada Cristiano.

“Sino que según fuimos aprobados por Dios para que se nos confiase el evangelio, así hablamos; no como para agradar a los hombres, sino a Dios, que prueba nuestros corazones” (I Tesalonicenses 2:4).

¡Es un privilegio tan grande para nosotros... que Dios, en efecto, nos haya confiado a NOSOTROS el mensaje de SU maravilloso evangelio!

No sólo es un privilegio en el sentido de que nosotros podamos ejercitarlo o no, según nuestra propia decisión, sino que una vez que tenemos al Espíritu Santo morando en nosotros (como lo tienen todos los creyentes), EL obra en nosotros y nos da tal deseo de testificar por el Señor que es casi imposible ignorarlo.

“Y dije: No me acordaré más de él, ni hablaré más en su nombre; no obstante, había en mi corazón como un fuego ardiente metido en mis huesos; traté de sufrirlo, Y NO PUDE” (Jeremías 20:9).

Dios dice que todos los que han sido reconciliados con EL—los que han recibido la justicia por haber confiado en Cristo como Salvador per­sonal son SUS EMBAJADORES.

“Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de reconciliación. Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios” (II Corintios 5:18-20).

Cualquier persona que haya entendido lo suficiente del plan de la salvación para aceptar a Cristo como su Salvador, sabrá lo indispensa­ble como para contar a otros lo que le ha sucedido, y cómo ellos también pueden ser salvos. A menudo sucede que, aun después de cono­cer bien la Biblia, la manera más efectiva que uno tiene de testificar es mediante su propio testimonio y unos cuantos versos simples acerca de la salvación.

Estimule al nuevo creyente para que testifique por el Señor.

***

Asegúrese de que el nuevo Cristiano reciba alguna literatura que ex­plique la salvación con claridad. El Capítulo Veinte de este Manual recomienda literatura de interés para los ganadores de almas y también para los nuevos Cristianos. Uno de los pequeños tratados más efectivos, y que se ha distribuido por millones, se titula, “¿Irá Usted al Cielo?” y se muestra en el Capítulo Cinco. Este tratado habla claramente de la salvación y es muy bueno para dejarlo con los nuevos Cristianos.

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El Espíritu Santo mora en cada creyente y lo guía en todas las facetas de su vida Cristiana. Su ejemplo y testimonio ante el nuevo Cristiano, como la persona que lo ha guiado al Señor, sin duda que lo influenciará en gran manera, especialmente al principio. Cuando ore por él, también ore por sí mismo, para que Ud. sea siempre la influencia adecuada.

Al observar que su “hijo” en la fe se esmera por servir al Señor, deberá aconsejarle que vaya pensando en el bautismo por agua, como testi­monio a otros de que él no sólo es salvo, sino que también quiere que el Señor use su vida para SU gloria y honra (ver Romanos 6:4). (Referirse al Capítulo Nueve para información sobre la falsa enseñanza de que una persona debe bautizarse por agua para ser salva).


VERSOS PARA APRENDER DE MEMORIA CORRESPONDIENTES AL CAPITULO TRES

Proverbios 3:11, 12

1 Juan 1:9

*1 Corintios 5:5

*I Corintios 3:15

*1 Corintios 11:30

*Efesios 2:10

*Romanos 12:1, 2

*Gálatas 5:22, 23

Job 36:11

*I Corintios 4:2

*II Corintios 5:10

*I Corintios 3:11

I Corintios 15:58

1 Corintios 3:8

*Romanos 10:17

I Pedro 5:7

Hebreos 10:25

*Hebreos 12:6, 11

*I Tesalonicenses 2:4

I Pedro 2:2

Nota: Si Ud. no está acostumbrado a memorizar versos de las Escrituras le recomendamos empezar con los versos marcados con asterisco (*)

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